cuando venga de nuevo
en la majestad de su gloria,
revelando así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
en la majestad de su gloria,
revelando así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Con
estas palabras reza la Iglesia el prefacio I de Adviento. Si, hoy empezamos a celebrar la
verdadera esperanza cristiana. La
Iglesia que pide la venida definitiva de Cristo en gloria y majestad. Ese
día, Santo y glorioso en que tendrá
lugar la resurrección final. Para esto ya vino Cristo una vez haciéndose
hombre, para realizar su obra de salvación dónde todos los hombres “lleguen al
conocimiento de la verdad y se salven”. En estos días la Iglesia Alicante pide el
cumplimiento definitivo de la obra de salvación y plenitud para el hombre.
Dios
sigue con su pedagogía, viene, nos enseña, nos deja vivir lo enseñado y
vendrá a cumplir su enseñanza
definitiva. Pero hoy cabe preguntarse si realmente la humanidad celebra y
espera la plenitud de la obra de Cristo. O más bien celebran el momento de
hacer caja, o en el mejor de los casos juntarse con los seres queridos. ¿Qué celebramos realmente? ¿realmente estamos
vigilantes y en espera de recibir los bienes prometidos de Dios?
Hoy,
como reza el prefacio, pongamos nuestro corazón en vigilante espera, del día
glorioso del cual “no sabemos ni el día ni la hora". Aguardemos y
pidámosle a Dios que no nos dejemos embaucar por la sociedad más capitalista
que nos rodea. Hoy, más que nunca, nos urge “estar en el mundo sin ser del
mundo”. Pidamos a Dios vivir de esta esperanza, liberando nuestro corazón y
nuestra vida de toda atadura.
FELIZ
PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO.
Maximiliano García Folgueiras
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