Hoy lunes la Iglesia nos
vuelve a dar una catequesis de cómo vivir estos días tan sagrados. Precisamente
nos ponen el ejemplo de María de Betania derrochando un perfume para
ofrecérselo al Señor. Esto incluso por los que están más cerca del Señor lo
pueden criticar, de ahí que Judas Iscariote se quejara. ¿Por qué? ¿Por qué era
un derroche? No, la verdadera crítica es por celos, es porque no puede ver que
haya personas que derrochen tanto amor hacía el Señor y ellos no sean capaces
de ello. En vez de ver con gratitud y satisfacción la adoración y la alabanza
de los otros, surge la queja y la crítica. Hoy la Iglesia nos propone pensar
hasta dónde podemos demostrar nuestro amor por Él. Qué estamos dispuestos a
hacer por Él. No fijarnos tanto en lo que hacen los demás. No poner excusas
fáciles para criticarlos. Mirarnos a nosotros y sentir que es Jesús el que pasa
a nuestro lado, que es Jesús el que quiere visitarnos y quedarse con nosotros. Que
es Jesús el que quiere que le acompañemos en estos días tan difíciles para Él,
que no le dejemos solo, que estemos como la Virgen y como San Juan con Él hasta
el final. ¿Seremos capaces?
El martes Jesús ya nos adelanta que no todos serán fieles
hasta el final. Hay personas que ante las dificultades, que ante los problemas,
que ante otros dioses como son el poder, la fama, el prestigio, el dinero, etc,
son capaces de traicionar al que va a dar la vida por nosotros. Esto nos cuesta
reconocerlo, nos sentimos avergonzados, porque nos cuesta sabernos pecadores,
débiles, frágiles. Jesús nos lo pregunta ¿Vas a ser como Judas Iscariote, que
me traiciona? O ¿Vas a ser como Juan, que va a recostar su cabeza sobre mi pecho?
Que dos actitudes tan distintas. Los dos compartiendo la vida y la comida con
Jesús, pero con una respuesta tan distinta. ¿Cómo vamos a responder nosotros?
Hoy reconocemos el amor de Dios, reconocemos como nos ha buscado para darnos su
salvación. Le miramos y nos enternecemos de gratitud por su obra para con
nosotros. Ahora es Él quien nos pide nuestra respuesta, ser fieles o ser
traidores. Ojala no nos dejemos llevar por ninguna otra cosa que no sea su
amor, y vivamos estos días acompañando a Cristo en los momentos más difíciles
de su vida, sus últimos momentos. Pero tengamos cuidado, porque a veces nos
sale el puro voluntarismo, como a Pedro, y entonces Jesús nos volverá a
advertir, que el miedo nos puede venir y entonces negar a Cristo. Escuchemos a
Cristo como Juan, escuchemos al Señor, pongamos nuestra cabeza en su pecho que
late de amor por nosotros y sigamos el ejemplo que él nos da.
El miércoles Jesús nos dice “os aseguro que uno de vosotros me va a entregar”. Espero de
corazón que ninguno de los que leen este blog seamos estos. Pido al Señor que
seamos siempre fieles al Señor. Que seamos los que queremos compartir la mesa
del Señor hoy y todos los días de nuestra vida. Él nos invita a su banquete,
como cada día, y como mañana nos lo hará oficialmente. Hoy nos pide que vayamos
preparándonos para la cena de mañana. Nos pide que hagamos todos los
preparativos, que acudamos con Él, y que no nos dejemos llevar por todo lo que
nos dice que es mejor vivir de otra manera. San Juan Pablo II, en su último
viaje a España, en el año 2003, dijo “merece
la pena dar la vida por Cristo”. Escuchemos una vez más esta invitación y
rechacemos toda tentación a traicionar al Señor.
Maximiliano García
Folgueiras
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