Hoy comienza la Semana
Grande para los cristianos. Empieza la Semana Santa, donde, paso a paso,
celebraremos los grandes momentos que dan sentido a nuestra fe: la Pasión, la
muerte y la resurrección de nuestro Salvador Jesucristo.
Hoy Domingo de Ramos, recordamos como Jesús era recibido
a su entrada en Jerusalén. A Jesús lo recibieron con palmas y ramos al grito de
“hosanna Hijo de David”. Todo eran alabanzas a Jesús, que entraba como un “héroe”.
Todos habían oído hablar de él, de sus palabras y de sus acciones. Todo el
mundo se alegraba que pasara por sus calles.
Hoy Jesús también pasa por nuestras calles, por nuestras
casas, por nuestro lado. Hemos de preguntarnos cómo es nuestra acogida a
Cristo. ¿Le acogemos entre alabanzas, cantos y júbilo? ¿le acogemos en
silencio? O directamente no lo acogemos porque no nos interesa ni nos importa.
¿Cuál es nuestra postura? Como cristianos nuestra postura es la alabanza y la
acogida al Señor, como de hecho hacemos hoy en las iglesias cuando vamos a misa
y a las procesiones con los ramos y las palmas. Tenemos que acoger a Cristo que
pasa a nuestro lado para demostrarnos que está con nosotros, que le importamos,
que él ha venido a entregar su amor para con nosotros.
Muchos grandes santos han hecho alusión a este día. Algo de
lo que también deberíamos pensar y reflexionar. Un papel secundario o ni
siquiera eso. Un papel que pasa inadvertido pero que tiene su importancia. Me estoy
refiriendo a la borriquilla. ¿Quién piensa en ella? Posiblemente nadie. Y es
ella quien lleva sobre sus lomos a Cristo. Este debe ser el papel del
cristiano. La Madre Teresa de Calcuta o Emiliano Tardiff se identificaban con
la borriquilla cuando la gente les aplaudía. Ellos eran conscientes de que el importante
es Cristo, que es al Él a quien debemos llevar en nuestra vida. Que no debemos
ser como “Asno” en la película “Shrek” que se crecía ante los aplausos,
sintiéndose importante, sino como aquella borriquilla que tuvo el privilegio de
llevar sobre sí a Cristo, de acercarle a la gente, de hacerle presente en el
pueblo, y sin embargo callado y silencioso.
Seamos en esta Semana Santa y en nuestra vida, como la
borriquilla. Llevemos a Cristo y dejemos que sea Él el principal en nuestra
historia. Que nosotros mengüemos para hacer grande al Rey de reyes y Señor de
señores: Cristo.
FELIZ SEMANA SANTA
Maximiliano García
Folgueiras
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