sábado, 27 de febrero de 2016

Tercera Semana de Cuaresma 2016



Ofrecer lo que somos a los demás no es sencillo, pero es altamente gratificante darse a los demás acogiendo y aceptando a todos por igual. Es mucho el bien que podemos hacer si salimos de nosotros mismos y nos ofrecemos a los otros.[1]
            Comenzamos la tercera semana de nuestro camino cuaresmal. En esta semana nos vamos a fijar en cómo nos damos a los demás. Cómo podemos salir de nosotros mismos y compartir con nuestro prójimo la alegría de la Fe. En este itinerario cuaresmal, estamos invitados a llevar a los otros nuestra vida cristiana y así ir haciendo de nuestro entorno una parcela del Reino de Dios.
            El Domingo El Señor comenzará su catequesis de esta semana haciéndonos una pregunta muy directa, ¿pensamos que los que tenemos al lado son más pecadores que nosotros, por la vida que pueden llevar? Muchas veces me he encontrado personas que juzgan a los demás, especialmente a los jóvenes, porque no se les ve en misa. Yo siempre he pensado, que por fortuna yo si que me he encontrado muchos jóvenes viviendo la fe con alegría. Y Siempre he respondido a esa afirmación haciendo una pregunta “¿Quién tiene la culpa? Quizás la tengamos todos porque nosotros, todos los que vivimos de alguna u otra manera la fe, no hemos sabido ni sabemos transmitirla a los demás, como algo alegre y que merece la pena. A nosotros, que somos los que tenemos la suerte de conocer a Cristo, es a los que se nos va a exigir que demos testimonio de Él. ¿lo estamos haciendo? ¿Has pensado por un momento en por qué esa persona a la que quizás estés juzgando sus acciones, por qué momento está pasando? ¿Nos interesamos por esa persona y hablamos con ella? O sólo ¿nos quedamos en la crítica y el juicio? La pregunta del Señor es muy directa para que reflexionemos sobre nuestros juicios y nuestras críticas. De hecho el Señor nos afirma “Si no os convertís”. Urge en nosotros la conversión. Urge en nosotros dar fruto. El Señor tiene paciencia con nosotros, seguirá esperando en nosotros, nos seguirá mandando pruebas de su amor incondicional hacia nosotros, como hizo con la Higuera seca que no daba fruto. Pero en nosotros está el dar fruto, en nosotros está el compartir la fe, la esperanza y la caridad con el que tenemos al lado. En nosotros está el realizar las obras de misericordia para con los demás. ¿Estamos dispuestos?
            El lunes nos recuerda que no debemos esperar que la gente nos aplauda por llevar el evangelio a los demás. Nos recuerda que seremos juzgados por aquellos que nos conocen. Los demás pensarán “y éste que viene a decirnos con lo que es su vida”. De ahí que el Señor nos diga “ningún profeta será bien mirado en su tierra”. Si, seremos juzgados y criticados, pero esto no debe llevarnos a dejar de ser profetas, testigos vivos de Dios en la tierra, en nuestro barrio, en nuestros trabajos, en nuestras familias. Siempre debemos llevar con nosotros la Palabra de Dios que ilumine, levante, anime, al necesitado, al perdido, al desamparado.
El martes El Señor nos recordará una de las cosas que más suele costar al ser humano, el perdón. Muchos, como Pedro, nos solemos preguntar “¿Hasta cuándo tenemos que perdonar? Y Jesús nos responde “siempre”. El perdón no es algo opinable, debe ser algo que nos lleve a la paz verdadera. El Señor nos recuerda que Él es paciente con nosotros, y que así lo debemos ser nosotros con los demás. ¿Qué pasaría si Dios no nos perdonas? ¿Qué pasaría si Dios no nos hubiese dejado el sacramento del perdón? Posiblemente nuestra vida estaría llena de amargura, resentimiento y por tanto de infelicidad. ¿Es esto lo que queremos? Seguro que no, por eso Dios, en su infinita misericordia, nos da el perdón, nos espera para abrazarnos, nos espera para levantarnos, nos espera para aliviarnos, nos espera para liberarnos. Ese es el gran amor de Dios. Y en este amor, nos recuerda que lo vivamos nosotros “perdona nuestras ofensas, como TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS a los que nos ofenden”. En mi vida, la experiencia que tengo es que cuando perdonas te liberas de una sensación de esclavitud y retomas la felicidad que Dios siempre te viene a dar.
            El miércoles se nos dice que la Dios ha venido a dar plenitud a la ley. Esa plenitud es Él mismo y su amor. Y nos dice que no podemos pensar en saltarnos esa plenitud, pues de lo contrario obtendríamos lo contrario a lo que Él nos quiere transmitir, vida, felicidad, amor y libertad.
            El jueves nos avisa de la radicalidad del seguimiento a Él. No hay término medio, “El que no está conmigo, está contra mí”. Si, ser cristiano es apostarlo todo por el Señor. No relajarnos, no vivir a medias. Pues una vida vivida a medias, no está bien vivida. Él quiere que la vivamos plenamente y que seamos coherentes con nuestra apuesta por él y por la vida de fe y de Iglesia.
            El viernes nos explica el primer mensaje que como cristianos debemos vivir “Escucha, el Señor es nuestro Dios”, y esto nos llevará a vivir los mandamientos del amor a Dios sobre todas las cosas y el amor al prójimo como a uno mismo. Estos tres amores, surgen de escuchar a Dios. Nuestra vida como cristianos es la escucha atenta de Dios en nuestra vida. Y su Palabra nos llevará a vivir el amor en las tres direcciones de nuestra vida; a Dios, como nuestro todo, al nosotros mismos, como creatura perfecta de Dios, al prójimo, como nuestro hermano y como semejante e imagen de Dios que es. En definitiva, se nos invita a vivir la plenitud en el amor.
            Por último, el sábado, se nos invita a que vivamos nuestra relación con Dios desde la humildad. No desde el prestigio, la fama o las apariencias. Nuestra relación con Dios, es un reconocernos pecadores, reconocer que no somos mejores que nadie y que somos unos pobres necesitados del amor y de la misericordia de Dios. Esto es lo que verdaderamente justificará nuestra vida cristiana. Nuestra vida cristiana debe ser una relación íntima y secreta con Dios, para después transmitir a los demás la alegría y el amor que me da esta relación.
            En esta tercera semana, reconozcámonos todos iguales ante los ojos de Dios, reconozcámonos necesitados de Él, y trasmitamos a los demás la alegría que nos da sabernos amados y salvados por Él.
FELIZ TERCERA SEMANA DE CUARESMA
Maximiliano García Folgueiras


[1] http://reflejosdeluz11.blogspot.com.es/

Intención para la Tercera Semana de Cuaresma


sábado, 20 de febrero de 2016

Segunda Semana de Cuaresma 2016


SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA
Todos somos diferentes, pero a veces nuestras diferencias no nos acercan a los otros, sino que nos distancian. Queremos que la diferencia que marque nuestra vida sea la del amor verdadero que nos mostró Jesús en su mensaje.[1]
            En esta Segunda Semana de Cuaresma se nos pide a todos los creyentes que vivamos de la igualdad que Dios nos da en la condición de hijos suyos. En el fondo todos somos distintos porque todos tenemos una importancia clave en el proyecto de Dios en el mundo. La importancia de uno y de otro es la misma a pesar de ser diferente. Lo importante es que todos encontremos nuestra complementariedad, los unos a los otros. Y desde esta complementariedad seguir construyendo el Reino que Dios nos tiene prometido, el Reino de la Paz, de la Justicia y del Amor. Para ello en esta semana Jesús nos va a dar las claves para ir construyéndolo.
El Domingo comienza recordándonos la verdadera necesidad que tenemos los creyentes de la oración. El mismo Jesús comienza la semana diciéndonos que Él mismo subió a lo alto de la montaña a orar. Si Él siendo Dios oraba, ¿Cómo nosotros podemos pensar que no lo necesitamos? Tomemos esta actitud de Cristo. Allí, mientras oraba, tuvo lugar la Transfiguración, dónde se podía contemplar la Gloria de Dios. Y es que Dios cuando nos habla en la oración, esa Palabra ha de cambiar también nuestra vida. Nos debe hacer conscientes de que la Gloria es de Dios y no nuestra. Y que nuestra vida debe ser una continua alabanza a la Gloria de Dios. Y por supuesto, no nos podemos quedar con esos grandes momentos, en los que sentimos a Dios muy cerca nuestro, sino que debemos bajar a nuestra vida diaria a seguir proclamando esa Gloria de Dios que hemos experimentado en la oración.
El lunes nos recuerda que debemos vivir de la experiencia de la Transfiguración. No nos podemos quedar con los conocimientos teóricos que podemos tener. Jesús nos pregunta “¿Quién dice la gente que soy yo? ¿Quién decís vosotros que soy yo?”. Ante esta pregunta podemos dar respuestas que hemos leído o estudiado en los libros, o mejor, podemos dar una respuesta desde el corazón y desde nuestra experiencia del amor de Dios. Esta es la respuesta válida y nos lleva la bendición de Dios “Dichoso tú, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo”. Esta bendición de Dios lleva consigo una misión, transmitir esa noticia a los demás. No guardarla en nuestro corazón, sino darla a conocer para seguir expandiendo, de esta manera, la Gloria de Dios.
El martes y el miércoles, el Señor nos recuerda que la experiencia de la Transfiguración no se vive desde el pasotismo o desde el creerse importante por tal experiencia. Nada más lejos de la realidad “el primero entre vosotros será vuestro servidor”. La experiencia del amor de Dios nos debe llevar al servicio a los demás. Un servicio que no es servilismo, que no es quedar bien ante los demás, que no es esclavitud, sino que es la manifestación más grande del amor de dios en cada uno de nosotros y que lo damos a los demás porque nos rebosa. Este es el sentido del servicio. No podemos servir desde otra pretensión que no sea el amor a Dios y a los hermanos.
El jueves nos advierte de los peligros de la prepotencia, de los peligros de la indiferencia ante los demás. El Señor nos pide tener un corazón dócil ante los demás, fijarnos en lo que nos pide nuestro hermano que tenemos al lado y que puede estar necesitado. No podemos cerrarnos a esta realidad. Dios no quiere que creemos diferencias entre nosotros, sino que vivamos de la igualdad en esa realidad de hijos de Dios. El importante, el grande, no es ninguno de nosotros, sino Dios nuestro Padre.
El viernes, Dios nos hace ver que tiene esperanza en nosotros. Él sabe que podemos dar fruto e insiste en confiar en nosotros. Pero muchas veces podemos dejarnos llevar por nuestras pretensiones o por nuestro bienestar. Dios nos hace ver que no hay mayor pretensión que pueda tener el creyente que gozar de su Gloria y no hay mayor bienestar que vivir eternamente felices junto con Cristo. Esta debe ser la verdad que nos guie en la vida. El Señor nos pide, una vez más, que nos dejemos hacer por Él.
Por último, el sábado, Cristo nos regala la lección del amor y de la misericordia de Dios. Nos invita a reflexionar sobre nuestra vida y sobre cuántas veces nos hemos querido salir de la vida que Dios nos pide, dejándonos llevar por nuestras apetencias y por nuestros gustos. Que reflexionemos sobre si vivir sin Dios es mejor o peor que con Él y que confiemos en que Él siempre está atento a nuestro retorno a Él. Él está deseoso de darnos su abrazo de Padre, acogernos y darnos nueva vida.
En esta semana tenemos la tarea de reflexionar sobre todo aquello que nos aleja de Dios, dejarlo a un lado y volver al padre a recibir su abrazo de amor y de misericordia recobrando así una vida de salvación, de amor, de paz y de justicia y de esta forma ir construyendo, entre todos, el Reino que Dios nos tiene prometido.
Feliz Segunda Semana de Cuaresma
Maximiliano García Folgueiras




[1] http://reflejosdeluz11.blogspot.com.es/

Intención para la Segunda Semana de Curesma



Feliz Segunda Semana de Cuaresma. Dios te bendiga y te haga ser un fiel seguidor de su VERDAD.

sábado, 13 de febrero de 2016

Primera Semana de Cuaresma




La felicidad es algo que ilumina nuestro propio camino y el de los demás. Jesús fue preparando un camino de felicidad, pasando por la cruz para llegar a la Pascua. Queremos ofrecer a los otros la luz de la felicidad manifestada en gestos, momentos y forma de vida.[1]

Esta primera semana de cuaresma reflexionamos sobre la felicidad. Una felicidad que debemos tener sabiendo que Cristo ha vencido todo sufrimiento para darnos una vida abundante y plena. Esa felicidad la debemos contagiar en nuestras familias, trabajos, compañeros, amigos, vecinos y a todo aquel con el que podamos cruzar alguna palabra o gesto. Es así como la luz de la fe se irá expandiendo en todos aquellos que tengan contacto con nosotros.
Para ello, no estamos solos. Si escuchamos al Señor en esta semana, veremos como Él nos da la esperanza de poder vivir felices y cómo irradiar esta felicidad.
En este primer domingo, Escuchamos como Jesús vence las tentaciones. Hemos de preguntarnos cuántas veces somos tentados nosotros, y lo difícil que es, muchas veces, resistirse a esas tentaciones. Pues entonces hemos de escuchar a Jesús que nos da la clave para vencerlas. Jesús lo primero que nos dice es que está lleno del Espíritu Santo. Sí, es Él el que está en nosotros, y es de Él de quien nos debemos dejar guiar en nuestro caminar cristiano. Todos ya hemos recibido el Espíritu Santo en el Bautismo,muchos lo habremos recibido en el Sacramento de la Confirmación, otros pocos en el Sacramento del Orden y otros pocos también en diferentes oraciones de efusión del Espíritu Santo. Pues bien, creámonos que el Espíritu Santo habita en nosotros. Creámonos que ya contamos con la fuerza y la Gracia de Dios que nos da el Espíritu Santo y dejemos que sea Él quien actúe en nosotros. Lo segundo que nos muestra Jesús, es una gran confianza en el Padre. Muchas veces, solemos caer en el error de que nosotros solos podemos salir y vencer las tentaciones por mera voluntariedad, pero lo cierto es que cuando actuamos de esta forma, lo más probable es que sucumbamos ante la tentación. Si Jesús, siendo Dios, nos dice que iba llena del Espíritu Santo y que confiaba en el Padre, cómo nosotros no lo vamos a necesitar. Uno de los grandes pecados que nos hacen caer en la tentación, sin duda es la soberbia.
El lunes, Jesús nos dará un paso más hacia cómo vivir de esta felicidad, y es dando lo mejor de nosotros mismos a nuestro prójimo, haciéndolo como si lo estuviésemos haciendo al mismo Jesús, “cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”. ¿Cómo queremos tratar a Jesús en nuestra vida? Veamos en el otro la imagen y el reflejo de Dios y entreguemos nuestro amor en cada cosa que hagamos.
El martes, como no puede ser de otra manera, el Señor nos invita a orar. Orar no con mucha palabrería, como si quisiéramos convencer al Señor de alguna cosa. Sino orar con el corazón, con las mismas palabras que Él rezaba. En el fondo, una vez más, adquirir, dentro de nuestras posibilidades, las mismas actitudes que Cristo, nuestro Señor.
El miércoles, un aviso. No nos dejemos engañar por nada ni por nadie. Muchos vendrán con acciones o palabras buenas, intentando convencernos de que debemos actuar de “tal y cual” manera. Pues bien, Cristo nos recuerda que Él es más que cualquier otro que quiera venir a sucederle o sustituirle. NO nos dejemos engañar y vivamos esta semana con el corazón y los sentidos puestos en el Señor.
El jueves, un paso más, confiar en el Señor porque “quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre”. NO nos lo puede decir más claro. Confianza en el Señor en todo momento, porque siempre estará dispuesto a escuchar nuestras necesidades y a llenarlas de sus bendiciones.
El viernes nos hablará de la reconciliación con los demás. El rencor y el odio son las dos armas más fuertes del Maligno para esclavizarnos. El Señor nos lo recuerda y nos pide que vayamos a reconciliarnos con el prójimo.
Por último, el sábado, se nos recuerda nuestra identidad de cristianos, que no puede ser otra sino vivir en el amor al prójimo. Pues por el amor nos reconocerán.
Toda esta semana, se nos invita a que recordemos que la fe sin obras está muerta. Y que la obra mayor de la fe no es otra sino el amor a Dios y al prójimo. Y sin amor, no es posible la felicidad. De ahí que se entienda, que en esta semana vivamos el amor con todos aquellos con los que nos encontremos, compartamos, con las obras de amor y con las obras de misericordia, nuestra fe. Haciendo así una auténtica cuaresma en nuestra vida.
¿Cómo vas a vivir esta primera semana de cuaresma? No lo olvides comparte tu fe con los demás y transmite así la felicidad de sabernos amados y salvados por Dios.
FELIZ PRIMERA SEMANA DE CUARESMA
Maximiliano García Folgueiras




[1] http://reflejosdeluz11.blogspot.com.es/

miércoles, 10 de febrero de 2016

Comienzo de la Cuaresma 1016




Nuestra luz es nuestra vida, con nuestros dones, creencia, valores…
Queremos salir de nosotros mismos y alumbrar la oscuridad de aquellos lugares que no conocen a Dios y que necesitan un faro que alumbre el camino.1

Hoy Miércoles de ceniza comenzamos un tiempo especialmente importante para los creyentes. El tiempo en el que nos adentramos en nosotros mismos para conocernos y detectar en nosotros aquellas cosas que deben ser cambiadas. ¿Cambiadas, para qué? Deben ser cambiadas para acercarnos cada vez más a aquel en quien creemos, que es Jesucristo.

Evidentemente, conocernos, no sólo es fijarnos en lo que tenemos de malo para cambiarlo, sino también fijarnos en lo que tenemos de bueno para potenciarlo. Dios no se equivocó al crearnos, de ahí que nos creara con dones, creencias y valores. Esto es algo, que en esta cuaresma, también estamos llamados a potenciar en nosotros, con una acción de gracias por todo lo que Dios nos da. Dios no se olvida de nosotros. Dios, sabe que el camino del adentramiento en uno mismo, siempre resulta difícil, pues el hombre siempre tendrá la tentación de que cuando vea algo que no le gusta, echar marcha atrás y dejar de adentrarse en su mismidad. Es en estos momentos cuando tendremos que potenciar aún más nuestra oración con ese “no nos dejes caer en la tentación” que tantas veces rezamos en el Padrenuestro. Es en esos momentos, donde tendremos que afianzarnos más en el amor de Dios que no nos abandona. En el fondo, es en esos momentos donde tendremos que potenciar más nuestra creencia en el amor de Dios, donde tendremos que potenciar más la Fe.
Si, cuaresma, es potenciar la fe. Es saber que en la vida habrá buenos y malos momentos. Pero es saber que todos esos momentos, no los pasamos solos, sino que siempre vamos acompañados por Dios, que camina a nuestro lado.
Esta luz de la Fe, es la que debemos potenciar y llevar a los demás. El papa Francisco nos insiste en salir a las calles, en evangelizar, en hacer lío. Esto no es otra cosa sino llevar a Dios a los demás. Ser luz en el camino de los demás. Muchos pasarán estos cuarenta días, que la Iglesia nos deja, como si no pasara nada. Muchos los vivirán como días normales. Quizás no se trate tanto de ir con un palo “ofreciendo” la conversión. Sino que es palo, más bien, debe ser un faro, con nuestra actitud y con nuestra oración, que les lleve a los demás a preguntarse por el sentido de estos días.
Hoy se nos dice: “conviértete y cree en el evangelio”. Que estas palabras que hoy nos dicen cuando se nos impone la ceniza, sean el eco de nuestros corazones durante esta cuaresma. Tenemos cuarenta días para convertirnos y creer cada vez más en el evangelio, en la Palabra de Dios. Tenemos cuarenta posibilidades nuevas para acercarnos cada vez más a Dios y convertirnos en Luz para los demás. Tenemos cuarenta oportunidades para decir SÍ al Señor y seguirle como verdaderos creyentes.
¿Quieres aprovechar estos cuarenta momentos que se nos ofrecen? Pongámonos en las manos del Señor, y escuchemos atentamente su palabra y hagámosla vida en nosotros, para ser así luz para los demás.
Feliz Cuaresma.

Maximiliano García Folgueiras
1Blog “reflejos de luz”, dinámicas sobre la cuaresma.