sábado, 5 de septiembre de 2015

Vivir la Fe

VIVIR LA FE
Vivir la fe no es vivir de una manera piadosa y meramente sacramental. La fe es algo que incumbe a muchos más aspectos que los meramente personales. La fe no sólo se basa en sentimientos y vivencias personales. La fe es algo que se debe vivir en comunidad y creer personalmente.
La creencia si es personal. Nadie se puede ni se debe meter en las creencias del otro. Cuando se cae en esto, lo que se suele pensar es en el manipular a las personas o adoctrinar a las personas. La fe de cada uno es personal, pero se ha de vivir en comunidad. Hay que compartir las alegrías y las penas, al igual que en una familia. Pero ésta ha de ser una familia especial en la que lo que se ponga en común son las alegrías y las penas de nuestra propia vivencia de la fe. Y de esta manera crecer, apoyarse, animarse juntos. Esta es la verdadera realidad de la Iglesia. No el mero ritualismo en el que muchas personas se agarran, ya sea para criticar, ya sea para justificar su vivencia o no de la fe.
La fe se basa en el Resucitado. Este es el mayor acontecimiento que la Iglesia celebra. El que da sentido verdadero a toda nuestra existencia. La fe no es la creencia en un Dios muerto, que no tendría sentido, sino en un Dios vivo. Como nos dice San Pablo “Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe”. En el evangelio se nos pregunta “por qué buscáis entre los muertos al que vive”. Muchos gastan gran parte de su tiempo en demostrar la muerte de Dios. Desde la fe, desde ese saber escuchar “no está aquí, ha resucitado”, es como debemos transmitir nuestra alegría, nuestro convencimiento en el amor, la paz, la justicia y la vida que Dios nos promete y que da sentido a toda nuestra existencia.

Maximiliano García Folgueiras

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