martes, 15 de septiembre de 2015

Exaltación de la Cruz

La exaltación de la Santa Cruz

Hoy día 14 de septiembre, la Iglesia celebra una fiesta importante, la Exaltación de la Santa Cruz, que no es otra cosa, sino celebrar el hallazgo de la Cruz donde Cristo murió por nosotros. Puede resultar curioso que una cruz se exalte. Que un instrumento de tortura y de muerte se exalte. Acaso los cristianos ¿estamos locos? No. Los cristianos no exaltamos la cruz como signo de tortura y de muerte, sino de paz, de amor, de vida, de salvación. Esto es lo que celebra la Iglesia y lo que hoy nos anima a seguir viviendo.
En esta fiesta, siguiendo la propia liturgia del día, nos invita a fijarnos en el pueblo que anda extenuado. ¿Cuántos a nuestro alrededor andan sin fuerzas? ¿Cuántos a nuestro alrededor están tan cansados de luchar que quieren tirar la toalla? Y ante esta realidad tan dura, ¿Cuál es nuestra respuesta? Hoy se nos invita a ponernos de lado de los que están padeciendo la cruz, de animarles y de motivarles a seguir con entereza la dureza de su camino. Caminando con ellos, siendo hoy, los nuevos cireneos que ayudan a llevar las pesadas cruces a los demás. En definitiva, en esta festividad, a lo primero que se nos invita es a que seamos sensibles ante las necesidades de los demás.
También vemos, que ese pueblo extenuado se queja contra el Señor. Es normal, cualquiera de nosotros también lo hacemos. Nos van las cosas mal y podemos pensar que Dios se ha olvidado de nosotros, o que ya no le importamos. Pero nada más lejos de la realidad. No obstante, ese mismo pueblo que ya no podía más, se fija en que entre ellos, hay uno que puede tener respuesta y solución a sus debilidades. Dios siempre pone medios para que podamos retomar las esperanzas. Ese pueblo se fijó en Moisés. Hoy cabría la pregunta de ¿Cuántos Moisés tenemos hoy a nuestro lado? ¿Cuántas personas nos alientan, nos animan, nos ayudan, etc? Hoy es un día especial para fijarnos en que Dios no abandona a sus hijos. Siempre está dispuesto a atenderlo, aunque a veces, su manera de responder a nuestras debilidades, sufrimientos o necesidades, no sean las que nosotros estábamos esperando. Pero Dios, en cada momento, nos da lo que más necesitamos para salir victoriosos ante las dificultades.
Otra cosa impresionante que podemos resaltar de este día es la impresionante humildad de Dios. El ejemplo más claro de que la grandeza no está en los alardes de poderío, que al hombre tanto le gusta. Dios, siendo Dios no hizo alarde de su categoría y se despojó de su rango. ¿No es impresionante? ¿Cuántos hoy pueden decir esto de sí mismos? Hoy en la sociedad gusta mucho eso de publicar los méritos de uno, sus logros, sus victorias, etc. Dios hoy nos hace una pregunta ¿De qué sirve todo esto? Para vanagloriarnos por unos momentos, por un tiempo, pero después, nos haremos mayores, pasarán esos momentos gloriosos y nadie, o muy pocos, se acordarán de nosotros. Sin embargo, Dios, siendo Dios, pasó por el mundo como uno de tantos, actuó como un hombre más, dando ejemplo, de que la categoría de uno hay que ponerla al servicio de los demás. Dios, en el servicio de la Salvación del hombre, entregó a su Hijo en una cruz, como los ladrones, maleantes, etc. Ahí es donde Dios entregó a su Hijo. Y lejos de ser una burla y un escarnio, fue la mayor obra de servicio para la humanidad, pues de ahí surgió la Salvación y la Vida Eterna.
¡Cuánto tenemos que aprender de esta festividad! Ojalá nuestra vida sea un abajamiento de nuestra vanidad, para dar gloria, honor y majestad al único que lo merece, Cristo, nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Maximiliano García Folgueiras

2 comentarios:

  1. Hoy adoramos y bendecidos la Santa CRUZ.POR LA REDENCIÓN DEL MUNDO en ella murió Jesucristo para salvarnos y darnos todo su amor en la Cruz, por nuestra salvación.

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