VIVIR
SIN DOBLEZ
«¿Por
qué recitas mis preceptos
y
tienes siempre en la boca mi alianza,
tú
que detestas mi enseñanza
y
te echas a la espalda mis mandatos?» (Sal 49,16)
Palabras muy duras del
Señor. Palabras que deberían hacernos reflexionar sobre nuestra manera de vivir
nuestra fe en el día a día que nos toca vivir. Son palabras que acusan
directamente la hipocresía piadosa que muchos creyentes practican hoy en
nuestras iglesias. Son palabras que van directamente al aparentar y no vivir.
Está claro que el Señor, en esta cuaresma, nos dice que cuidemos eso de lo que
hoy está tan de moda el “postureo” y que vivamos con entereza nuestra fe. En
esta cuaresma se nos pide que seamos íntegros, que no haya doblez en nuestra
forma de vivir.
Seguramente hemos sido
testigos, e incluso culpables en alguna ocasión, de aparentar una forma piadosa
de vivir, pero que, en el fondo, en el interior hay un gran vacío. ¿Qué
conseguimos con esto? ¿A quién pretendemos engañar? Realmente podríamos engañar
a las personas, e incluso en un ejercicio de interiorización, podríamos
engañarnos a nosotros mismos, pero no podemos pensar que podemos engañar a
Dios. Dios conoce lo más profundo de nuestro corazón, Dios sabe lo que vivimos
y cómo lo vivimos. Y el por él, para él y con él con quien tenemos que vivir
nuestra vida de fe. Entonces, ¿qué ganamos viviendo una fe, sólo de
apariencias? En esta cuaresma, se nos pide cambiar nuestro corazón, se nos pide
abrir nuestro corazón a la docilidad de Dios. Se nos pide ser transparentes
ante Dios y tomar una decisión de vivir nuestra fe desde nuestro interior y no
desde las falsas apariencias. Dios nos muestra que él es el hombre sin doblez,
que entregó su vida, siendo coherente con su misión, para la Salvación de la
humanidad. ¿Estamos nosotros dispuestos a vivir la fe de esta manera? Entonces
comencemos por reconocer nuestros errores,
pidamos perdón a Dios, en el sacramento de la penitencia, y recomencemos
nuestra vida cristiana de nuevo, al estilo que nos dejó nuestro Señor. De esta
manera, seguiremos caminando por este desierto cuaresmal, como Dios nos pide.
Maximiliano García
Folgueiras
Si caminamos con el corazón puro, llegaremos a la Presencia DEL SEÑOR Nuestro Dios.
ResponderEliminar