lunes, 13 de julio de 2015

El sentido de la vida está en el amor de Dios

En esta semana el Papa nos ha dicho:"El amor compasivo de Cristo es lo que nos da la libertad y la felicidad verdaderas." Y "Qué hermoso es anunciar a todos el amor de Dios que nos salva y da sentido a nuestra vida.". En estas dos frases el Santo Padre, creo nos da a entender la clave para vivir un auténtico  cristianismo, vivir el amor compasivo de Dios con la propia vida. En mi vida me encuentro con muchas personas que nunca se han preguntado para qué están en este mundo,  en definitiva  nunca se han preguntado por el sentido de sus vidas. En estas personas he encontrado un modo de vida muy temporal pues se basan en los momentos pasajeros.  Si estos son buenos, pues se lo pasan bien, si son malos, entonces es cuando la vida no tiene sentido, como si fuese un castigo para la persona. También me he encontrado personas que afirman que el sentido de su vida es el vivir bien. Pero entonces, uno se da cuenta que  estas personas cuando no les va bien, su vida ya no tiene sentido. En un caso y otro, de estas personas, la vida, si no va bien,  si vienen dificultades, ya no tiene sentido. Ojalá no hubiese dificultades, podríamos pensar, pero la realidad es que  éstas vienen y hay que  afrontarlas para seguir creciendo como personas. Es entonces cuando uno ha de escuchar al Papa, que nos recuerda que lo que da sentido a la vida es el amor de Dios que salva. Y con nuestras vidas anunciar este amor, para que  otros puedan encontrar, igualmente, el sentido de sus vidas. No hay otra cosa más importante que sabernos salvados por Dios, de sabernos amados y predilectos de Dios. Si me sé  salvado, esos momentos difíciles  los afrontaré desde la misma salvación y no desde el pensar que aún me tengo que salvar. Entonces afrontaré esos momentos con la decisión de salir adelante y no pensar que no es posible salir. Desgraciadamente muchas personas lo viven desde el derrotismo y es ahí cuando caen el terribles errores con peores consecuencias. Desde esta verdad es desde donde adquiere relevancia lo que  también afirma el Papa Francisco de que es el amor de Dios el que nos da la felicidad y la libertad verdaderas. No puede ser de otra manera. Nuestro buen Dios llena nuestra vida de amor y misericordia. Ya no tenemos que  mendigar amor, podemos ser libres, Dios ha roto nuestras cadenas para hacernos libres y no marionetas de nada ni de nadie. Y es esta libertad la que nos lleva  ser felices.
Sólo el amor de Dios nos hace descubrir que  somos importantes. No hace falta que  hagamos nada ante los demás para ser alguien. Ya somos alguien, y quizás lo más importante, somos hijos amados y predilectos de Dios, llamados a vivir la plenitud de la vida. Para esto vino Jesucristo y a esto somos invitados. yo no quiero faltar a esa invitación, espero que tú, que estás leyendo esto, tampoco, y aceptes también la invitación de ser feliz descubriendo el sentido de tu vida en su amor.
Maximilano García Folgueiras

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