viernes, 10 de julio de 2015

Evangelio o formalismo

Hace apenas unos minutos he visto por televisión la llegada del Papa Francisco a Paraguay. Después de los actos típicos de recepción y bienvenida, el Papa se acercaba a la gente y en eso unos niños han salido corriendo a abrazar al Santo Padre. En estos momentos a mi me venía a la cabeza aquello que nos dejó Jesucristo en el Evangelio: “dejad que los niños se acerquen a mi”. Y en ese gesto tan simple y tan sencillo y quizás para alguno insignificante, me he dado cuenta de lo importante que es para los cristianos vivir el evangelio. Quizás últimamente el cristiano se ha quedado en la mera moral y en los formalismos, y de hecho es por esto por lo que muchos cristianos hoy critican al Vicario de Cristo en la tierra. Muchos gastan tiempo y dinero en cursos de protocolo. Pero muchas veces por guardar las formas, por guardar el protocolo, por guardar los meros formalismos, dejamos de vivir aquello que es esencial, la propia fe. Yo me pregunto cuál era el protocolo y los formalismos que guardaba Jesucristo en la tierra. Creo que más bien se preocupaba por entregar su vida por amor a la humanidad, para la salvación de todos. Jesucristo pasaba haciendo el bien y quizás sin tanto formalismo. De ahí que le acusarán y al final le terminaran crucificando. Quizás hoy seamos nosotros los que hemos dejado de lado esta postura. Hoy parece primar más aquello que queda bien en la sociedad. Pero la fe no puede buscar el quedar bien, sino en el entregar la vida por amor a Dios. Y Es posible que vivir esto, nos lleve a que nos juzguen y nos critiquen. Pero es entonces cuando nos deberemos acordar de otras palabras de Jesucristo: “Bienaventurados cuando os persigan”. Dios nos promete la felicidad, los formalismos sólo nos aseguran un bienestar pasajero. Es verdad que también hay que guardar las formas, pero cuando se trata de vivir el evangelio, esto es lo que debe priorizar en la vida de los creyentes. De aquí que nos tengamos que preguntar: ¿Con qué me quedo, con la felicidad que me promete Dios o con el bienestar pasajero? Yo por la felicidad del evangelio y de Jesucristo, ¿Tú?
Maximilano García Folgueiras

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