Jesús “no quería que nadie se enterase porque iba
instruyendo a sus discípulos”. El Señor quiere intimidad con sus discípulos,
no quiere que nada ni nadie les despiste, sino que sus discípulos y nosotros
centremos toda nuestra atención en lo que él tiene que decirnos. Los discípulos
“no entendían lo que les decía, pero les
daba miedo a preguntar”. Es verdad que el mensaje del Señor a veces resulta
extraño. No lo entendemos, pero deberíamos hacernos una pregunta ¿Tenemos
derecho a preguntar? El que no pregunta algo que no entiende, se quedará con la
duda y no lo entenderá. Y este no entender puede llevar a confusiones y malos
entendidos. Por el camino, mientras iban con Jesús, los discípulos se pusieron
a “discutir sobre quién era el más
importante”. A esta pregunta nos responde directamente Jesús y nos dice que
el más importante es el que es servidor de todos. La importancia está en el
servicio. Algo muy contrario al pensar del mundo. De ahí que Jesús ponga un
niño delante. ¿De dónde ha salido ese niño? Estaban en la casa ya, ¿iba también
con Jesús? ¿estaba en la casa? No se sabe nada de él, pero es el elegido del
Señor para ponerlo como ejemplo. Ese que quizá no cantaba para nadie o que
estaba jugando por ahí, o que había preparado la mesa para la cena. Ese del que
nadie habla lo pone Jesús en medio. Un niño que presta atención a las cosas que
le causan interés, un niño que cuando no sabe algo lo suele preguntar, un niño
que no se cree importante ante nadie y que ve en las personas que les rodean
personas importantes de las que tomar ejemplo. Y Jesús termina diciéndonos a
cada uno que, si queremos ser verdaderos discípulos de él que tomemos ejemplo
de ese niño, que nos hagamos como él, que dejemos nuestras estructuras
construidas y que nos dejemos construir por Dios, quien no da la vida eterna.
Maximiliano García
Folgueiras
Es verdad que tenemos que preguntar como un niño porque no sabe nada.
ResponderEliminarEs mejor dejarse construir por Dios porque El nos dio su vida.
Su palabra y su Amor.