domingo, 14 de octubre de 2018

La riqueza en lo escondido

Hoy, en nuestra sociedad está bien visto lo políticamente correcto. Se da mucha importancia a lo externo, a lo que otros puedan ver u oír. Hoy hay mucho desgaste en la fachada. Parece incluso, que el buen cristiano es aquel que se deja notar, que participa en todo, que le gusta llevar la voz cantante. Pero ¿esto es el cristianismo? Jesús nos pedía que nos encerráramos en nuestra habitación, que nuestro Padre ve en lo secreto y escondido. Podemos hacer muchas cosas, pero, ¿Qué hay en nuestro corazón? ¿a qué está sujeto nuestro corazón? ¿Qué nos esclaviza? Preguntas que van directamente a lo secreto y escondido de nuestro ser y de nuestro actuar.
El cristianismo no se trata de vivirlo de apariencias, sino de experiencias de encuentro con el único Dios que salva. ¿cuántas experiencias de este tipo he tenido? Éstas quedan entre uno y Dios. Lo único que se verá es cómo esa experiencia cambia la vida. Si no la cambia, sí sigo con mi vida igual que antes, sí lo que busco es honor y fama, entonces no habrá una verdadera experiencia de amor. ¿acaso nuestra madre va alardeando de lo que hace por nosotros porque nos quiere? ¿acaso nuestra madre muestra a los demás sus acciones para con nosotros? ¿O lo hace en el silencio y en lo escondido del amor?  El amor son obras, obras llenas de humildad, como la de Cristo en la cruz. “No hay mayor amor que dar la vida”. Jesús pasó haciendo el Bien por amor y no por reconocimiento. El amor, la entrega y el servicio eran su mayor riqueza, ¿cuál es la tuya? “ahí dónde esté tu corazón, ahí está tu tesoro“ ¿cuál es el tesoro de tu vida? Hoy tienes una invitación a ir en su búsqueda, “vende y dona tus riquezas y sigue al Señor“ ¿estás dispuesto? O ¿prefieres la tristeza de llenar tú corazón de vanidad, orgullo y fama? Busquemos el tesoro en lo escondido y vivamos el auténtico cristianismo del amor, la entrega y el servicio.
Maximiliano García Folgueiras

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