Hoy,
en nuestra sociedad está bien visto lo políticamente correcto. Se da mucha
importancia a lo externo, a lo que otros puedan ver u oír. Hoy hay mucho
desgaste en la fachada. Parece incluso, que el buen cristiano es aquel que se
deja notar, que participa en todo, que le gusta llevar la voz cantante. Pero
¿esto es el cristianismo? Jesús nos pedía que nos encerráramos en nuestra habitación,
que nuestro Padre ve en lo secreto y escondido. Podemos hacer muchas cosas,
pero, ¿Qué hay en nuestro corazón? ¿a qué está sujeto nuestro corazón? ¿Qué nos
esclaviza? Preguntas que van directamente a lo secreto y escondido de nuestro
ser y de nuestro actuar.
El
cristianismo no se trata de vivirlo de apariencias, sino de experiencias de
encuentro con el único Dios que salva. ¿cuántas experiencias de este tipo he
tenido? Éstas quedan entre uno y Dios. Lo único que se verá es cómo esa
experiencia cambia la vida. Si no la cambia, sí sigo con mi vida igual que antes,
sí lo que busco es honor y fama, entonces no habrá una verdadera experiencia de
amor. ¿acaso nuestra madre va alardeando de lo que hace por nosotros porque nos
quiere? ¿acaso nuestra madre muestra a los demás sus acciones para con
nosotros? ¿O lo hace en el silencio y en lo escondido del amor? El amor son obras, obras llenas de humildad,
como la de Cristo en la cruz. “No hay mayor amor que dar la vida”. Jesús pasó
haciendo el Bien por amor y no por reconocimiento. El amor, la entrega y el
servicio eran su mayor riqueza, ¿cuál es la tuya? “ahí dónde esté tu corazón,
ahí está tu tesoro“ ¿cuál es el tesoro de tu vida? Hoy tienes una invitación a
ir en su búsqueda, “vende y dona tus riquezas y sigue al Señor“ ¿estás
dispuesto? O ¿prefieres la tristeza de llenar tú corazón de vanidad, orgullo y
fama? Busquemos el tesoro en lo escondido y vivamos el auténtico cristianismo
del amor, la entrega y el servicio.
Maximiliano
García Folgueiras
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