Jesús llama a estar
con Él. Lo primero a lo que nos llama no es a estar haciendo cosas y
más cosas. Jesús no llama a realizar simplemente actividades y a
rellenar agendas con cosas, ni a tener la mesa del despacho llena de
papeles. Jesús nos llama a estar con él.
Esto es lo primero
que se debería tener claro en las parroquias, en los movimientos, en
las instituciones, en las congregaciones y en todo lugar que se
quiera dedicar a la evangelización. Lo primero es estar con el
Señor, es conocerle. Es dedicar nuestro tiempo a estar con Él.
Esto, puede parecer una pérdida de tiempo. Puede parecer que eso no
sirve de nada, como se dice de muchas comunidades de vida consagrada
dedicadas a la oración. Pero es curioso que esto es lo que nos pide
el Señor. San Francisco de Asís esto sí lo entendió. Y el pusó a
sus seguidores que primero estuviesen una temporada en oración y en
comunidad para después salir a predicar. Todo tiene sentido, ¿A
quién vamos a presentar o a predicar si no le conocemos? Tiene toda
su lógica y Jesús mismo no se la quisó saltar aún siendo Dios. Él
quiso que a los que llamó, primero estuviesen una temporada con Él,
que aprendiesen de Él, que aprendiesen el mensaje que Él quería
dar, que aprendiesen su obrar y su hablar, su doctrina. Ellos, los
que le seguían, probablemente no se enterarían de nada o de poco,
pero hay estaban, tomando notas y apuntes, y no tanto de papel, sino
en su corazón y en su mente. Es esto lo que después ellos
transmitirían, el amor, la entrega y las enseñanzas en palabras y
obras que el mismo Jesús realizó estando con ellos.
Los elegidos
después se los mandó a predicar. A predicar como Él lo hizo, con
obras y con palabras. No mandó a estar en los despachos, no mandó
estar rodeados de papeles, no mandó a tener mil actividades para
entretener a los que nos vienen. No, Él nos mandó salir a las
calles a anunciar su mensaje. Él nos mandó a predicar, a estar con
los demás, a salir y demostrar que la fe es algo que merece la pena.
Salir a por esos que están fuera esperando a que alguien les llame.
Si Jesús no hubiese salido fuera a llamar, ¿Quienes serían los
apóstoles? O mejor aún, ¿Habría apóstoles? Cuánta gente hay en
nuestras calles esperando a que se les llame, para darles una nueva
oportunidad en la vida para que encuentren, lo que quizás, por la
razón que sea, hayan perdido. Esto en definitiva es lo que se podría
traducir con salvar la vida de alguien, dar a alguien la oportunidad
que vuelva a disfrutar de la vida y del amor que Cristo nos da.
No tengamos miedo.
Escuchemos la voz del Señor y llevemos su mensaje a todas las
gentes. No nos dejemos llevar por papeles ni por actividades que
llenan nuestras agendas. Llevémonos a nosotros mismos a los demás y
presentémosles a Cristo Señor y dador de Vida.
cf. Mc13,13-19